lunes, 28 de julio de 2014

Los pasos hacia la primera guerra mundial (I)

El 28 de julio de 1914, el Imperio Austro-Húngaro declaraba la guerra a Serbia, y durante los días posteriores comenzarían una serie de declaración de guerra entre los distintos países europeos culminando con la invasión alemana de la neutral Bélgica el 3 de agosto, iniciando la guerra en el frente occidental.
Tras el atentado de Sarajevo del 28 de junio (para más detalle ver:
http://opinionycultura.blogspot.com.es/2014/06/atentado-en-sarajevo-hoy-hace-100-anos.html), comenzó lo que luego pasará a llamarse la Crisis de Julio, donde comenzó un camino que culminaría con el estallido de la Primera Guerra Mundial, o la Gran Guerra como se llamó en su momento.
La detención de Princip, integrante de la organización pro-serbia llamada Mano Negra, y las posteriores investigaciones de la policía austrohúngara, se descubrió una amplia conspiración en la estaban involucrados jefes militares y políticos serbios, quienes colaboraron con los asesinos.
Estas informaciones animaron a líderes políticos y militares de Austria-Hungría a “solucionar el problema serbio” mediante una reacción bélica inmediata. Sin embargo, atacar a los serbios no era tan fácil, sobre todo por la alianza serbia con el Imperio Ruso. Esto hizo que buscaran apoyo en el Imperio Alemán para respaldar políticamente el ataque a Serbia y evitar que el gobierno ruso auxiliara a sus aliados de los Balcanes o declarase la guerra a Austria-Hungría.

Los pasos hacia la primera guerra mundial (I)
Alianzas militares en 1914
Así, el día 5 de julio Alemania acepta cumplir con su alianza con Austria-Hungría en caso de guerra. Mientras, el 9 de julio, la policía austriaca descubría algunos indicios de que Serbia estaba involucrada en el atentado, como se ha dicho antes.
El día 23 de julio se presenta un ultimátum al gobierno serbio, un ultimátum conocido ya por el gobierno alemán, que decía oficialmente no conocer el contenido, pero si decía que “desconocía las intenciones de Austria-Hungría respecto a esta crisis” pero que también todo intento de detener a Austria-Hungría en sus planes tendría “consecuencias incalculables”, lo cual fue especialmente destacado por las embajadas alemanas en París, Londres, y San Petersburgo.
El ultimátum era muy duro y comprometía la soberanía nacional serbia; era el siguiente: Disolver la Mano Negra, expulsar de su ejército y administración a oficiales y funcionarios considerados “elementos antiaustriacos”, condenar públicamente las actividades de serbios contrarias a los Habsburgo, perseguir activamente a organizaciones serbias consideradas “antiaustriacas”, y admitir que la investigación del crimen en suelo serbio quedase en manos de la policía austriaca y no de agentes locales.
Serbia, ante ello pide ayuda a Rusia, sin embargo, el gobierno ruso ve que el ejército ruso no está preparado para una guerra “al menos hasta 1916”. A parte comienzan las negociaciones británicas para solucionar el problema, y habla con rusos y alemanes para llegar a un acuerdo. Los rusos aceptan ese encuentro, pero los alemanes decían que dejaran a serbios y austrohúngaros que solucionaran sus problemas, esto hacía sospechar a Gran Bretaña que los alemanes querían una guerra.
Al no surtir efecto las presiones ruso-británicas, en la tarde del día sábado 25 de julio el gobierno serbio respondió el ultimátum austrohúngaro y aceptó todas las exigencias, excepto la última, la intervención de la policía austriaca en suelo serbio.
Como no se cumplen todas las condiciones, tras nuevas consultas entre Viena y Berlín, se dispuso el lunes 27 de julio la movilización militar del ejército austrohúngaro. Esa misma mañana, tras consultar con las embajadas británicas en París y San Petersburgo, el ministro de Asuntos Exteriores advirtió al embajador alemán que “si Austria-Hungría prosigue su ataque a Serbia y el Imperio Alemán continúa apoyando a Austria-Hungría, Gran Bretaña cumplirá sus pactos y promesas con otras potencias”, lo cual era una velada amenaza de guerra.

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